Estuve entre ellos, en sus tierras, rodeada de sus hijos y sus costumbres, sus animales y sus creencias. Estuve, y de repente comencé a aceptar el hecho de que no quieran ser fotografiados.
A veces, en esta profesión, es muy difícil separar la pasión de tomar cada detalle que no estamos acostumbrados a ver, de lo que los protagonistas puedan sentir. Tal vez se pregunten "¿Qué tengo que llama tanto la atención de estos turistas?"; y no siempre eso es agradable.
Entendí por qué piden una "recompensa" por esa toma y lo compartí, aceptando sólo acercarme a ellos de otra manera, reflejando su forma de vida, pero sin meterme demasiado en ella.
Hoy, como fotógrafa, posiblemente en otro momento cambie de idea, prefiero poner a los protagonistas de mis tomas por encima de ellas.
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